El
Traje Nuevo…
Entre
anaqueles de níveo mármol
Me
quedaste, con el sabor a limón de tus labios ausentes
Cargando
mi espera con promesas de raso fruncido
De luces
de neón y escanciadores de espirituosos ungüentos
Rasgué
mis vestiduras para lamer mis heridas
Desnuda
de cuerpo y alma, te veo llegar desvalido
Irascible
mi pecho, ardiente mi encogida cueva
Danza
entre rejas de tercios altivos
Sé de tu
vuelta, escrito está en el fuego del advenimiento
Todo
como al principio, cuando cantabas con la guitarra rasgada
Me
ofrecías las puntas de tus dedos
Y me
hacías girar, con sedas de segunda y delirios de postín
Me traes
la seda curtida, el encaje entrometido, las blondas sugerentes
Y me
palpas, me inquietas con pericias ignotas, me lames
Me
siembras de ti, de cobrizo torso, de salado y dulce sabor
Me
embebes cuan si fuera una esponja marina, del limo del océano
Y danzo
con mi traje nuevo, aquel que me entregaron al nacer
Y me
confortas de la misma forma, desnudos, empalados
Y
estallando de complacencia, diluida entre las piedras gélidas
Porque ellas no saben de nuestro candor.
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